viernes, 15 de diciembre de 2023

Un voto a favor

Words are very
Unnecessary
They can only do harm

"Enjoy the Silence" (1990, Depeche Mode)

No deslumbra, pero la nueva Constitución es buena

El proyecto de Nueva Constitución, ¿es breve? No. ¿Será duradero? No. ¿Es neutro? Tampoco. A pesar de no reunir ninguno de los requisitos que Chile Liberal planteó, es un texto decente. La verdad es que no hay grandes razones para votar A favor, pero así lo hacemos e invitamos a nuestros lectores a hacer lo mismo.

Después de la orgía de violencia que vimos durante las revueltas de octubre 2019, seguido del espectáculo grotesco de la Convención, el país está exhausto. El voto A favor es, primero, una forma civilizada y elegante de condenar la violencia desestabilizadora y dejarla relegada a un lugar triste de nuestra historia.

Segundo, el gobierno ⎯elegido por azuzar las emociones junto a los apologistas de la violencia⎯ merece sufrir un castigo ejemplarizador: mayor incluso al que el electorado ya le propinó el 4 de septiembre de 2022. Esta nueva Constitución será una excelente manera de poner a este gobierno (y a su sucesor) de vuelta al camino de la estabilidad política y los principios de la economía de mercado.

No tenemos registro en la memoria viva de un período político en que la Constitución ⎯ya sea reemplazarla o modificarla⎯ no sea un tema de discusión. Algunas principios son discutidos en la Constitución de EEUU, pero el breve texto de los Padres Fundadores es estable y paradigmático. Los británicos ni siquiera tienen un texto codificado sino un conjunto de normas y tradiciones. Francia, un país latino que con el código napoleónico estableció las bases de los códigos civiles de las naciones herederas del derecho romano, ha tenido 14 constituciones y aún siguen discutiendo si deben cambiar la actual. 

Probablemente los países latinos estamos condenados a convivir con desacuerdos sobre la Carta Magna. Y quizás fuimos demasiado ambiciosos, o naïve (o huevones, derechamente) para pretender una "casa de todos" que dure 50 años. Reformar la constitución es un tema recurrente y aquello que sea inadecuado se puede reformar después, con serenidad. Pero lo concreto es que la constitución que se plebiscitará este domingo es algo aceptable, su proceso de redacción fue correcto, y por lo mismo, votamos A favor.

martes, 7 de marzo de 2023

Borrón y cuenta nueva: Preámbulo de la Nueva Constitución

 

Erase and rewind
'Cause I've been changing my mind
I've changed my mind
Erase and rewind.

"Erase and Rewind" (The Cardigans, 1998)

 

Chile Liberal propone un borrador del Préambulo

En 1851, Charles Baudelaire abjuró de la fiebre destructiva que lo llevó a participar en 1848 de la llamada "Revolución de febrero". El poeta maldito admitía que su apoyo a la revolución lo motivaba el nihilismo y las meras ganas de destruir por destruir. El último romántico acabó agobiado de la violencia después de décadas de dictadura, inestabilidad, repúblicas fracasadas y restauración monárquica. Finalmente cambiaba de parecer y terminaba de acuerdo con el filósofo de derecha reaccionaria Joseph de Maistre — "él me enseñó a pensar", declararía el autor de Las flores del mal.

En octubre de 2019 Chile vivió una orgía de violencia de la cual ahora no pocos se avergüenzan y también ya empiezan a renegar de su pasado revolucionario. Como advertimos en su momento, estos procesos revolucionarios terminan por cambiar apenas dos o tres cosas, que podían perfectamente haberse logrado en un espíritu de civismo y racionalidad, sin barricadas ni muertos. Propusimos en aquel entonces encausar las pasiones en una Convención Constitucional — para luego asumir que nuestra propuesta fue un estrepitoso fracaso. No obstante, sigue siendo necesario cambiar de velocidad en el proceso de  democratización y fortalecimiento económico que empezamos en 1990, y para ello, una Nueva Constitución es imprescindible. Hemos ahora propuesto un Comité de Expertos. Borrón y cuenta nueva. Creemos que esta vez sí funcionará.

El borrador de la Convención, mal estructurado y caótico, debe dar paso a una Constitución breve, duradera y neutra — lo hemos repetido como un mantra en Chile Liberal. El primer paso será acordar un Preámbulo, algo que la Convención, entre sus muchos derrapes, hizo absurdamente al término de su labor. Por ahí debieron haber empezado.


Empezar por el principio

El Preámbulo debe ser el texto que guía todo el cuerpo la Constitución. El Apruebo a este nuevo borrador se definirá por la pulcritud de sus primeras frases. Además, ordenará todo el trabajo posterior. Implica establecer las bases. Es, simplemente, esencial.

En una Constitución breve, el Preámbulo debe ser sucinto. Para que la Constitución sea duradera, el Preámbulo debe ser evocador y resonar en la siquis de los ciudadanos. Para que sea neutra, el Preámbulo debe anunciar todos los elemenos que se desarrollarán en el resto del texto, sin dar preferencia a ninguno.

El 11 se septiembre de 1789, la Asamblea Constituyente —instaurada para redactar una nueva Constitución que apaciguase los encendidos ánimos después de la Toma de la Bastilla— se dividió entre quienes estaban a favor del veto del rey, quienes se sentaron a la derecha en el hemiciclo,  y quienes estaban en contra, quienes se sentaron a la izquierda. Nacía la división entre derecha e izquierda, tradición que se perpetúa en prácticamente todas las democracias liberales — Chile incluido. 

Pues bien, la Nueva Constitución no puede ser de derecha ni de izquierda. En el nuevo orden constitucional caben la derecha y la izquierda al mismo tiempo, y nadie irá a lloriquear al Tribunal Constitucional cada vez que pierda porque se está votando mal o en contra de "su" Constitución. 

Es clave entender la importancia de que en cada elección los votantes decidan cuánta derecha o cuánta izquierda soportan, sin que la Constitución lo defina a priori.  El veto del rey con los años dio pie a otro clivaje político: libertad versus igualdad. Los franceses concluyeron que es imposible zanjar esta cuestión, y por eso debieron añadir un tercer elemento: la fraternidad.

Si bien desde el colapso de la Unión Soviética ya no vemos una lucha irreconciliable entre derecha e izquierda, sino más bien una especie de congruencia universal hacia la social-democracia —que lleva incluso a algunos a sostener que ya no existe la pugna entre izquierda y derecha— un país civilizado necesita ser fraterno para abrazar la libertad y la igualdad. Así se puede vivr en paz, lo que conduce a la prosperidad. La Nueva Constitución de Chile debe capturar todo esto en su Preámbulo.

La causa del estallido la encontramos en que Chile derrotó la pobreza pero no la desigualdad. La repartición de la riqueza debe ser con equidad, considerando las feroces inequidades que sufrimos desde los tiempos de la Colonia, y el Estado debe actuar de manera eficiente y ponerse al servicio de los ciudadanos, porque la cohesión social es condición necesaria para el progreso económico y ético, y para establecer mínimos civilizatorios. La economía debe ser pujante y su motor es la iniciativa privada, esto nadie lo niega, pero el Estado puede conformar una red de protección social estilo europeo — ya dimos nuestro visto bueno en Chile Liberal. Quedan mucho que avanzar y la Constitución, que es la ley de leyes, debe ir estructurando nuestra legislación para construir una sociedad cohesionada. Por ahora, la primera tarea es redactar un Preámbulo que de inicio al proceso constitucional.

No inventemos la rueda. Estados Unidos tiene una Constitución paradigmática, que si bien no les impidió practicar la esclavitud y la segragación, ni evitó una cruenta guerra de secesión o tener 4 Presidentes asesinados y desigualdades aberrantes, el preámbulo de los Padres Fundadores es el estándar a replicar. "We, the people" ha sido imitado en Argentina, entre muchos otros países. No es perfecto, claro está. La guerra de secesión de EEUU encontró eco en las divergentes interpretaciones de "Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos...": ¿es la federación norteamericana "un pueblo" o varios Estados y en un mismo pueblo?  Si las primeras palabras de una Constitución pueden desatar una guerra de secesión pues entonces tomemos conciencia de la importancia de la tarea que comenzamos.

La mención de pueblo es fundamental. Después del intento burdo de la Convención por quebrar nuestra república azuzando rencillas etno-geógraficas, debemos dejar en claro que en Chile somos un sólo pueblo. A partir de esta unidad, cada cual podrá adherir a no a comunidades, religiones, o lo que sea. Pero el pueblo de Chile es inherentemente originario, único e indivisible.

Tenemos ya muchos elementos que pasar al papel: libertad, igualdad y fraternidad por un lado. Por otro, equidad, república, pueblo y unión. Este es el cimiento de todo el trabajo que plasme la Comisión de Expertos, que ya ha sesionado y que nos ha dejado una excelente impresión. Modestamente, Chile Liberal se permite enviarles la siguiente propuesta, como resumen de todo lo expuesto en este post:

Nosotros, el pueblo de Chile, unidos en un espíritu de fraternidad, para asegurar la libertad individual y  fomentar la igualdad de derechos, y para conformar una república indivisible y una sociedad cohesionada, establecemos esta Constitución.